Hace unos años nadie se hubiese imaginado que la mayoría de estudiantes estuvieran recibiendo clases de forma telemática obligatoria debido a que antes era muy poca la gente que decidía estudiar de forma no presencial y normalmente era por estar en otro país, pero ante el ataque de un virus, que ya todos conocemos, a escala mundial, el mundo se ha tenido que adaptar para poder convivir con él e intentar eliminarlo con medidas que hacen de nuestra vida cotidiana un poco más pesada pero que si las cumplimos algún día podremos decir que hemos vencido a este virus. 

Una de estas medidas es el hecho de no poder ir con normalidad a los colegios, institutos, universidades e incluso al trabajo. Debido a la facilidad con la que el virus se contagia en aquellos lugares dónde se reúne mucha gente tiene que haber restricciones, estas restricciones varían dependiendo del centro, de la comunidad en la que te encuentres y de tu curso escolar.

A partir de ahora y para que esté claro, hablaré desde mi experiencia.

La solución más recurrente en todos los centros públicos españoles es el intercalar las clases presenciales con las clases virtuales. ¿Pero eso significa aprender más? ¿o menos?

Pues bien, a mi parecer una clase presencial no se pueden comparar con una virtual, ya que en la segunda estas en constante contacto con distracciones que te puede hacer perder el hilo de la clase, como por ejemplo el móvil, el ordenador o cualquier otro tipo de elemento electrónico, también estas clases se hacen más pesadas al no estar en una clase rodeado de personas que también están atendiendo, y en la que se respira un ambiente y un entorno de estudio, ya que para aprender es fundamental el hecho de escuchar otras dudas que no son las tuyas, compartir y debatir ideas con los compañeros cosa que desde las clases virtuales es mucho más difícil . A demás, tiene mucho que ver el que nadie nos esté vigilando si atendemos o no y en caso de no hacerlo llamarnos la atención al hecho de que la gente en las clases online se despiste con más facilidad.

También creo que desde online el aprendizaje es mucho más complicado debido a que dependes de un factor que es ajeno a ti muy importante, el internet y si por algún casual se te va el internet unos instantes es muy difícil volver a coger el hilo de la explicación.

Por todas estas razones creo que una clase presencial no se puede comparar con una clase virtual, y que claramente se aprende mucho más en una clase presencial. 

Está claro que queda mucho para volver a la normalidad de ir a clase todos juntos de forma presencial pero hasta entones la mejor solución para poder llevar esto de la mejor forma posible es intercalar estas dos formas de aprendizaje y haciendo que una complemente a la otra.

Desde marzo de 2019 tenemos más presente esta nueva forma de enseñanza, la online y creo que desde entonces se han ido mejorando muchas cosas, ya que entonces fue un auténtico caos lo que ahora es algo normal.